NUESTROS HIJOS FRENTE A LOS DESAFIOS DE LA ECONOMÍA GLOBAL
Probablemente 2017 sea recordado como un periodo en el que muchas economías de los países desarrollados experimentaron un crecimiento económico, en contraste con la fragmentación política y la polarización en el plano interno y en el internacional. Aunque no parece probable que las futuras economías no se vean alteradas por las fuerzas políticas y sociales que nos rodean.
En lo referente a la tecnología, especialmente la digital, los países que siguen financiando la investigación básica y obtienen grandes beneficios de la comercialización de innovaciones son China y Estados Unidos. Ambos países dominarán por muchos años porque además tienen las principales plataformas para la interacción económica y social y aplicaciones y herramientas de inteligencia artificial que usan y generan datos valiosos. También producen oportunidades relacionadas con la creación de nuevos modelos de negocios en publicidad, logística y finanzas; así no solo son lucrativas por sí mismas. La UE carece de estas plataformas y está en clara desventaja. Incluso América Latina dispone de comercio electrónico propio (Mercado Libre) y un sistema de pago digital (Mercado Pago).
La más avanzada en sistemas de pago móvil es China, tienen un sistema sólido. La gran parte de la población pasó directamente del pago en efectivo al pago móvil (saltándose cheques y tarjetas de crédito). Esta plataforma ofrece además otros servicios financieros y su expansión a otros países asiáticos está muy avanzada. Todo parece indicar que, en los próximos años, la automatización, no solo sostendrá sino que acelerará los cambios en la demanda de mano de obra, mientras que la adaptación de la oferta será mucho más lenta. Es probable que sean mayores los desequilibrios del mercado laboral si algunos trabajadores reciben ingresos complementarios o posibilidades de capacitación para desempeñar otras tareas, lo que incrementará la desigualdad y habrá una mayor polarización política y social.
Sin embargo, existe un consenso en todas las economías desarrolladas y emergentes respecto de mantener una economía global relativamente abierta. La excepción es EEUU. En los próximos años la economía global se enfrentará a grandes desafíos que intranquilizan a los mercados y aumenta la vulnerabilidad del sistema. Aunque a corto plazo será un escenario de continuidad, sin cambios repentinos en los patrones de empleo, ingresos y polarización política y social, sobre todo en los países desarrollados.
Fuente: El Economista / Michael Spence, Premio Nobel de Economía
Hugo Moreno